Me siento debil, me duele hasta el alma y el frío quema mi piel. Es invierno, la estación más odiaba por mí, el frío y el sentimiento de soledad se podía percibir en la misma habitación donde me encontraba. Permanecía acostada en mi cama con la cabeza en blanco, sin intenciones de caminar, hablar o algo por el estilo.
Tanto tiempo despues me había dado cuenta de que lo que hacía no servía de nada, que no tenía sentido estar así por nada, si total... no valía la pena tanto dolor y sufrimiento si al final volvía a caer. Que me levantaba sí, así es... cuando era tarde, cuando no tenía opcion, cuando no tenía nada más que hacer. No tenía sentido el luchar por verme bien si mi cabeza enferma demostraba lo contrario...